Nos lo pasamos genial con este divertidísimo cuento ,inventado por nuestra profe Teresa, que llevaba masaje incluido. El cuento decía así:
«Dicen los que lo vieron, yo no estaba, pero me lo dijeron que….Había una vez un niño que se llamaba Juan y que le gustaba comer mucho, pero lo que más le gustaba era la ensalada, era su comida favorita. Además, siempre le echaba muchos ingredientes, cuanto más componentes tuviese más le gustaba.
La mamá de Juan le dijo que iban a venir a comer a su casa sus tíos y Juan se puso muy contento.
Su mamá le preguntó qué le gustaría que preparase para comer ,y él como de costumbre, respondió ¡ una ensalada!. Juan propuso hacer él mismo la ensalada con ayuda de su mamá, ésta sería muy grande y con muchos ingredientes para que hubiera para todos y fuera muy nutritiva.
Primero echaron las hojas de lechuga -con las dos palmas de las manos hacia abajo deslizamos las manos desde arriba hasta abajo por toda la espalda-. Una vez hecho esto se dieron cuenta que había que cortar las hojas lechuga en trocitos más pequeños ya que eran trozos muy grandes y así no se la podían comer -con las dos manos en postura vertical hacemos el gesto de cortar la lechuga por toda la espalda-.
Después echaron rodajas de tomate -hacer círculos con la punta del dedo índice de las dos manos por toda la espalda-.
Seguidamente Juan propuso a su madre abrir un bote de espárragos, ya que a él le gustaban mucho, e incorporarlos a la ensalada -con los dedos índices de las manos hacemos un movimiento de arriba abajo, líneas rectas medianas-.
Después pusieron la cebolla -con la punta del dedo índice de las dos manos hacemos semicírculos por toda la espalda-.
Entonces la mamá de Juan se acordó de que a su hermana Carmen le gustan mucho las aceitunas negras y decidieron ponerle a la ensalada unas aceitunas negras -con punta del dedo índice de las dos manos, como si hiciésemos puntitos en la espalda-.
Juan sacó de la nevera un bote con zanahoria picada para ponerle a la ensalada -con el dedo índice y en concreto con la uña hacemos líneas rectas cortas por toda la espalda-.
La madre de Juan se acuerdó que tiene unos taquitos de queso y decidió echarlos -juntamos la punta del dedo índice y el pulgar de cada mano y hacemos ese gesto por toda la espalda-.
Una vez añadidos todos los ingredientes Juan comentó que le gustaría echar pasta con forma de espiral a la ensalada. Su madre se puso a cocerla y después la incluyeron -hacer con el dedo índice la forma de espiral por toda la espalda-.
Juan quería que la ensalada tuviera aún más ingredientes, pero su madre le dijo que ya había bastantes.
Finalmente, para aliñar la ensalada echaron la sal -juntamos las puntas de los dedos y despacio vamos abriéndolas hasta que la mano está abierta del todo-. Después un chorrito de vinagre y de aceite -con la punta del dedo índice de cada mano hacemos la forma de una serpiente por toda la espalda-.
Por último removieron todos los ingredientes de la ensalada -con las dos manos estiradas desde arriba del todo de la espalda hasta abajo movemos las manos-.
Una vez que llegaron sus tíos empezaron a cenar todos juntos y cuando probaron la ensalada quedaron maravillados “mmm que rica esta” -decían. Juan no paraba de decir que la había preparado él. Sus tíos le dijeron que le había salido muy bien y que debería aprender a cocinar otras comidas porque era un gran cocinero. Juan respondió «todavía soy muy pequeño pero que cuando sea mayor estudiaré mucho para un gran ser cocinero.»
… y aquí se acaba este cuento, como me lo contaron te lo cuento.»
Esperamos que os lo cuenten nuestros niños y podáis disfrutar de multitud de platos preparados en vuestras espaldas 😉
Que chulo!! Me encanta el cuento, se lo voy a hacer a mis peques!!
En casa nos ha encantado esta ensalada. Hemos ido poniendo los ingredientes poco a poco y cuando hemos terminado, mi hija me ha dicho: «Mamá, ¿me haces otra ensalada en la espalda»?
Gracias por el cuento.