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La semana pasada, cuando fuimos de excursión al pinar, nos dimos cuenta de lo diferentes que pueden llegar a ser las hojas de los árboles. Unas son pequeñas, otras grandes, algunas tienen muchos colores y otras están tan secas que se rompen en pedazos.

Nos propusimos durante nuestro paseo encontrar la hoja preferida de cada uno y llevarla a clase como si de un tesoro se tratase. Hoy, hemos aprovechado esas hojas para practicar una técnica plástica muy sencilla: ponemos las hojas del revés, ponemos un papel encima y dejamos a los niños que experimenten pintando encima hasta que aparezca el dibujo de la hoja. Además, hemos aprendido a colorear con la pintura tumbada, nos ha costado un poquito pero lo seguiremos practicando.

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¡Pedidles a vuestros peques que os enseñen en casa lo bien que lo hacen!